Tiene aspecto anguiliforme y vive en los agujeros y cuevas del fondo o de la escollera, de donde raramente sale de día. Es, por tanto, un animal eminentemente nocturno que puede llegar a pesar más de treinta kilos.
Desova, como la anguila, en el Mar de los Sargazos, y tras la puesta muere. Es un feroz carnívoro que puede tragar casi cualquier cosa, y son innumerables alas anécdotas acerca del contenido de las vísceras de este pez, donde se han encontrado cosas inverosímiles.
Si picase nuestro aparejo debemos tener cuidado y no proceder a desanzuelarlo como si de un pez normal se tratase.
El congrio posee una boca temible, con una especie de diente en forma de cuña que puede cortar como unos alicates. Lo mejor es, una vez puesto en tierra y antes de cualquier otra cosa, propinarle un duro golpe con algo contundente, pisarle con fuerza la cabeza y sin aflojar la presión, cortarle con un cuchillo la espina dorsal justo detrás de la cabeza.
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